miércoles, 8 de febrero de 2012

II

No terminaba nunca esa noche sin luna llena, y misteriosa ella seguía esperando a aquel enmascarado pretendiente de su pelo rojo. Pero lo que daba vueltas en su cabeza era su inferioridad, ella pensaba que alguien como él nunca se iba a fijar en una chica pobre, menos divertida y sin idea alguna de arte, historia o geografía. Sin voz ni voto, sin ideales, sin religión, sin escrituras. Lo admiraba demasiado, su educación, su porte, sus costumbres, estaban en aquella cumbre de lo inalcanzable. Se sentía menos, por eso, el jamás se iba a dar la vuelta y mirarla, porque ella había apagado su propia luz...
 Pero todo eran especulaciones, debería haber usado un vestido mas largo, que no insinúe tanto. Debería haber pedido otro deseo, pero ya era un poco tarde, uno elige su camino, mejor no mirar hacia atrás. El pasado innegable e intacto, siempre pesa, gusta, duele, siempre guía. El futuro está hecho de consecuencias, de causalidades, de probabilidades, el futuro es lo que estamos a tiempo de cambiar todavía. De eso se trata, de visionar, de soñar, de pensar en grande, de sonreír , de querer crecer. DE TENER VOLUNTAD.
 Pero me fui por las ramas, volviendo al tema, aquella noche no marcaba ni las tres, pero su impaciencia crecía, ella buscaba el amor.

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